Muerte y Resurrección

La historia reciente registra una triste realidad vivida como un entierro futbolístico que se llevó sueños, esperanzas y viejas glorias y que a punto estuvo de sepultar a la más destacada organización deportiva de la provincia de Cartago.

Se trata del descenso del CSC a la Segunda División, ingrata pesadilla que  marcó la octava década de la historia del Club, la cual abarca de 1976 a 1985.
Dichosamente, destaca en esa época otro relevante hecho que pronto alivianó las penurias del descenso, como lo es el mérito de haber purgado la pena y ganado el retorno a la màxima categoría, un año después.

El CSC volvió a tener momentos dignos de reconocimiento al ganar los subcampeonatos de 1977,1979, con dos muy buenos equipos.

La final del 79, en el Estadio Nacional frente al Club Sport Herediano marcó un récord de asistencia que 27 años después no ha sido superado en el fútbol costarricense, con una concurrencia que superó las 24 mil 400 personas.

Entre las figuras grandes de Cartaginés en esos años sobresalen: Julio Morales, “Bobby Àlvarez, Gilberto “Beto” Ugalde, Herbert Quesada, Carlos Solano, “Magú” Brenes, Rafael Solano, José “Rudo” Calderón, Hilario Falcón, Hernán Morales, el argentino Ricardo Carreño y el peruano Augusto Palacios, considerados los dos mejores extranjeros que han defendido los colores azul y blanco.

Alma azul en Pena

La cadena de desaciertos en que incurrió el CSC,  se extendió a lo largo de todo el campeonato del año 82, durante el cual el equipo utilizó una cifra récord de cinco directores técnicos.

El últimos de ellos, Alvaro Grant McDonald, quien llegó a un equipo en agonía, desahuciado, a intentar salvar de la muete del descenso en los últimos cinco juegos.

Fue el domingo 24 de octubre cuando el CSC se despidió de la Primera División cayendo cero por uno, en el “Fello” Meza, ante el Municipal San José.

Ese último verdugo de CSC en el calvario vivido a lo largo de toda la campaña de 1982. El Diario La Nación, en la crónica correspondiente a ese juego, el lunes 25 de octubre, señaló:

“La realidad aceptada. Todos los jugadores cabizbajos y otros resignados en el descenso del equipo.
Cartago, el otrora Ballet Azul, fue despedido con un silencio de resignación por unos pocos seguidores, fieles en estos momentos, quienes llegaron al Fello Meza”.

Pero el equipo había llegado a dicho compromiso ya descendido, tras caer una semana antes en San Ramón, ante los locales, uno por cero.

El  al papel desempeñado por el Cartaginés se refleja en las estadísticas finales del torneo: 36 juegos disputados, 7 triunfos, 9 empates y 20 derrotas, con solo 31 goles a favor y 56 en contra.

Resurrección

El descalabro del 82 sirvió para que Cartago despertara y una nueva Junta Directiva asumiera con seriedad el compromiso del descenso.

Fue esa decisión, adoptada con inmediatez y asumida con valentía, lo que evitó la desaparición del Cartaginés y condujo a un trabajo duro que hizo posible levantarlo de las cenizas y llevarlo de regreso a la máxima división.

El Club contrató los servicios del técnico Juan José Gamez (q.d.Dg), a quin encomendó el diseño y ejecución de un plan que condujera a retornar a la Primera División en un proceso de 2 años.
Del equipo que descendió únicamente se mantuvo Hilario Falcón, Rodolfo Álvarez, Geovanny Alfaro, Carlos Bolaños y Fernando Montero.

Juan José Gamez formó un grupo con jugadores en un 95 por ciento de la provincia, reforzado con los 5 mencionados antes que actuaron en el 82, y otros jóvenes que llegaron a buscar suerte en el Cartaginés.

El trabajo lo inició Gàmez en noviembre de 182, un mes después del descenso, siendo su asistente técnico Sady Gutiérrez.

Ambos reclutaron jugadores de toda la provincia en una afán por escoger gente nueva, disciplinada y dispuesta a darlo todo por la institución brumosa.

Esa etapa se extendió durante mes y medio, y para enero el técnico tenía lista la nómina con que iniciaría el torneo de Segunda División.

Para seleccionar a los que quedaría conformando el equipo, el técnico hizo conciencia en cada uno de ellos sobre la responsabilidad que se estaba asumiendo en representación de toda la provincia.

Esa mezcla entre juventud y experiencia, matizada con responsabilidad plena, amor a la institución y compromiso con la provincia, dio frutos que le dieron a Cartaginés la clasificación a la hexagonal final en el primer lugar después de 20 juegos, 6 empates y solo dos derrotas, con 393 goles a favor y 12 en contra.

En la hexagonal final que disputó el Cartaginés para buscar el regreso a la Primera, se obtuvo un excelente rendimiento que le dio el primerísimo lugar en forma invicta.

El balance final fue el siguiente: 9 victorias, 1 empate y cero derrotas, 18 goles a favor y solo uno en contra.

El equipo campeón.

El Cartaginés campeón estuvo conformado de la siguiente manera:

Rodolfo Álvarez y el joven William Brenes, quienes se alternaron la portería durante todo el torneo. En la línea defensiva destacaron la fuerza de Hilario Falcón y Fernando Montero, la elegancia de José Chan, la solvencia de Edwin “Sarapiquí” Salazar y la eficacia de Alberto Tencio. La línea media estuvo a cargo de Carlos Bolaños, Geovanny Alfaro, José Astúa y el inteligente Enrique Mora. Y en la delantera destacaron: el acucioso Manuel Monge, Miguel Calvo, Elías Arias, Manuel Mora y Alberto Guzmán y Carlos Herrera.

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